viernes, 25 de diciembre de 2009

CON SUS ALAS TE CUBRIRA

AL ABRIGO DE DIOS

91:1-8
El que habita al abrigo del Altísimo Morará bajo la sombra del Omnipotente. 91:2 Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré. 91:3 El te librará del lazo del cazador, De la peste destructora. 91:4 Con sus plumas te cubrirá, Y debajo de sus alas estarás seguro; Escudo y adarga es su verdad. 91:5 No temerás el terror nocturno, Ni saeta que vuele de día, 91:6 Ni pestilencia que ande en oscuridad, Ni mortandad que en medio del día destruya. 91:7 Caerán a tu lado mil, Y diez mil a tu diestra; Mas a ti no llegará. 91:8 Ciertamente con tus ojos mirarás Y verás la recompensa de los impíos.

El que por fe escoge a Dios como su protector, encontrará en Él todo lo que necesite o desee. Quienes han hallado el consuelo de hacer del Señor su refugio, no pueden sino desear que los demás puedan hacer lo mismo. La vida espiritual está protegida por la gracia divina contra las tentaciones de Satanás, que son como los lazos del cazador, y del contagio del pecado que es una peste detructora. Se promete gran seguridad a los creyentes en medio del peligro. La sabiduría les impedirá asustarse sin causa y la fe les impedirá asustarse indebidamente. Lo que se haga es la voluntad de nuestro Padre celestial; y no tenemos razón para temer. El pueblo de Dios verá cumplidas no sólo las promesas de Dios sino sus amenazas. Entonces, que los pecadores acudan al Señor ante el trono de la gracia en el nombre del Redentor, y exhorte a otros a confiar en Él también.

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