martes, 29 de septiembre de 2009

Refleccion


Oh Señor, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré delante de ti, y esperaré. - Salmo 5:3.Una cosa he demandado al Señor, ésta buscaré; que esté yo en la casa del Señor todos los días de mi vida. - Salmo 27:4.


Dios escucha las oraciones y las responde. Pero en su perfecta sabiduría, sólo nos otorga lo que es bueno para nosotros, y no necesariamente lo que le hemos pedido. Si pedimos lo que no corresponde a su voluntad, nos contestará de otra manera, pero siempre en vista de nuestro bien.Hagamos como David (Salmo 5:3), quien por la mañana rogaba a Dios por sus necesidades y tranquilamente esperaba la respuesta apropiada, ¡sin permanecer inactivo! Los creyentes son llamados «colaboradores de Dios» y deben cumplir las tareas que él les confió, aguardando con fe y paciencia lo que Dios decidirá para ellos.


Así, no debemos permanecer inactivos: se nos invita a buscar lo que hemos pedido. Sigamos todavía el ejemplo del autor del Salmo 27. Había pedido quedarse en el templo del Señor, y lo buscó. Pidamos la sabiduría, pero igualmente busquémosla, en particular por medio de una atenta lectura de la Biblia. Supliquemos por la enseñanza y el crecimiento de la Iglesia, pero busquemos también el bien de nuestros hermanos. Roguemos por la salvación de nuestros vecinos, pero aprovechemos todas las oportunidades para hablarles del Señor Jesús.La fe sabe esperar, pero también sabe buscar. La impaciencia puede ser una falta de confianza en Dios. Creyentes, oremos con fe y busquemos lo que pedimos con la misma fe.

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