Habakuc 3:17 Aunque la higuera no florezca,
Ni en las vides haya frutos,
Aunque falte el producto del olivo,
Y los labrados
2 no den mantenimiento,
Y las ovejas sean quitadas de la majada,
Y no haya vacas en los corrales;
3:18 Con todo, yo me alegraré en Jehová,
Y me gozaré en el Dios de mi salvación.
3:19 Jehová el Señor es mi fortaleza,
El cual hace mis pies como de ciervas,
Y en mis alturas me hace andar.
Cuando vemos que se acerca un tiempo difícil, nos corresponde prepararnos. Una buena esperanza a través de la gracia se fundamenta en el santo temor.
El profeta mira a las experiencias de la Iglesia de épocas anteriores y observa qué cosas tan grandes había hecho Dios por ellos, y así no sólo se recuperó, sino fue lleno de santo gozo. Resolvió deleitarse y triunfar en el Señor; porque cuando todo se va, su Dios no se va.
Destruid las vides y las higueras y haréis que cese todo el gozo carnal. Pero los que disfrutaban a Dios en todos cuando estaban llenos, ahora vacíos y pobres, pueden disfrutar todo en Dios . Pueden sentarse sobre la pila de ruinas de sus consuelos humanos, y aun entonces alabar al Señor, como el Dios de su salvación, la salvación del alma, y regocijarse en Él como tal, en sus angustias más grandes. El gozo en el Señor es especialmente oportuno cuando nos topamos con pérdidas y cruces en el mundo. Aunque estén cortadas las provisiones, para demostrar que el hombre no vive solamente de pan, podemos ser abastecidos por la gracia y la consolación del Espíritu de Dios.
Entonces seremos fuertes para la obra y la guerra espiritual, y con el corazón ensanchado podemos correr por el camino de sus mandamientos, y superar nuestros problemas. Y seremos exitosos en las empresas espirituales.
Así, el profeta que empezó su oración con temor y temblor, la termina con gozo y triunfo. Y así la fe en Cristo prepara para todo acontecimiento. El nombre de Jesús, cuando podemos hablar de él como nuestro, es bálsamo para toda herida, un cordial para toda preocupación. Es un ungüento derramado, que difunde fragancia a través de toda el alma. Con la esperanza de una corona celestial, soltemos todas las posesiones y comodidades terrenales, y soportemos alegremente cuando estemos debajo de las cruces. Aún un poquito y el que ha de venir vendrá y no tardará; donde Él esté, nosotros también estaremos.