martes, 9 de septiembre de 2008

Reflexion biblica

LA GLORIA REVELADA

Rom 8:18-25.-De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios,porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso.

Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para alcanzar así la gloriosa libertad de los hijos de Dios.Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto.Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene?Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia.

Los sufrimientos de los santos golpean, pero no más hondo que las cosas del tiempo, sólo duran el tiempo actual, son aflicciones leves y sólo pasajeras. ¡Cuán diferentes son la sentencia de la palabra y el sentimiento del mundo respecto de los sufrimientos de este tiempo presente! Indudablemente toda la creación espera con anhelosa expectativa el período en que se manifiesten los hijos de Dios en la gloria preparada para ellos. Hay impureza, deformidad y enfermedad que sobrevinieron a la criatura por la caída del hombre.

Hay enemistad de una criatura contra otra. Son utilizadas, más bien se abusa de ellas, por el hombre como instrumentos de pecado. Sin embargo, este estado deplorable de la creación está "con esperanza". Dios lo librará de estar así mantenida en esclavitud por la depravación del hombre. Las miserias de la raza humana, por medio de la maldad propia de cada uno y de unos con otros, declaran que el mundo no siempre continúa como está.

Que nosotros hayamos recibido las primicias del Espíritu, vivifica nuestros deseos, anima nuestras esperanzas y eleva nuestra expectativa. El pecado fue y es la causa culpable de todo el sufrimiento que existe en la creación de Dios.

Necesitamos paciencia, nuestro camino es áspero y largo, pero el que ha de venir, vendrá aunque parezca que tarda.

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