REFLEXION BIBLICA
Me siento viejo.
Me siento viejo.
Hasta la vejez yo mismo, y hasta las canas os soportaré yo; yo hice, yo llevaré, yo soportaré y guardaré (dice el Señor). - Isaías 46:4.
En esta tierra donde todo pasa, existe un arte especialmente difícil de practicar: el de envejecer con gracia.
Es necesario aprender a callar cuando uno tiene ganas de hablar; permanecer quieto cuando quisiera obrar, y cada día debemos darnos más cuenta de que ya no somos tan necesarios.
Confiar en Cristo nos ayuda a llevar esta carga; dejar que Dios escoja lo que nos conviene en todo tiempo, ocurra lo que ocurra, nos permite vivir satisfechos.
No hay que temer el mañana, ni desalentarse cuando el corazón aún puede latir por Cristo y todavía podemos juntar las manos para orar.
"Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas." (2 Corintios 4:17-18)
"Porque sabemos que si nuestra morada terrestre… se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos. Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial” (2 Corintios 5:1-2).
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Envejecer es una etapa de la vida en la que la fuerza de la juventud es reemplazada por la sabiduría de la experiencia. Y el Señor está junto a nosotros como siempre, también en ese tiempo en el que nos cuida, nos protege y nos guarda especialmente.
Si te sientes viejo y eso te angustia o te deprime, no dudes en comunicarte conmigo. Te ayudaré a reconocer cuántas cosas verdaderamente importantes puedes aún hacer por Cristo, quien tiene para ti reservada una vida eterna por la que murió en la Cruz para luego demostrarte que es posible una Resurrección gloriosa. Esa esperanza es la que hará tu vejez más llevadera si solamente aceptas al Señor.