ESFUERZATE Y SE MUY VALIENTE
EL DIOS CONSUMIDOR
Daniel 3:19-27 Entonces Nabucodonosor se llenó de ira, y se demudó el aspecto de su rostro contra Sadrac, Mesac y Abed-nego, y ordenó que el horno se calentase siete veces más de lo acostumbrado.
3:20 Y mandó a hombres muy vigorosos que tenía en su ejército, que atasen a Sadrac, Mesac y Abed-nego, para echarlos en el horno de fuego ardiendo.
3:21 Entonces estos varones fueron atados con sus mantos, sus calzas, sus turbantes y sus vestidos, y fueron echados dentro del horno de fuego ardiendo.
3:22 Y como la orden del rey era apremiante, y lo habían calentado mucho, la llama del fuego mató a aquellos que habían alzado a Sadrac, Mesac y Abed-nego.
3:23 Y estos tres varones, Sadrac, Mesac y Abed-nego, cayeron atados dentro del horno de fuego ardiendo.
3:24 Entonces el rey Nabucodonosor se espantó, y se levantó apresuradamente y dijo a los de su consejo: ¿No echaron a tres varones atados dentro del fuego? Ellos respondieron al rey: Es verdad, oh rey.
3:25 Y él dijo: He aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses.
3:26 Entonces Nabucodonosor se acercó a la puerta del horno de fuego ardiendo, y dijo: Sadrac, Mesac y Abed-nego, siervos del Dios Altísimo, salid y venid. Entonces Sadrac, Mesac y Abed-nego salieron de en medio del fuego.
3:27 Y se juntaron los sátrapas, los gobernadores, los capitanes y los consejeros del rey, para mirar a estos varones, cómo el fuego no había tenido poder alguno sobre sus cuerpos, ni aun el cabello de sus cabezas se había quemado; sus ropas estaban intactas, y ni siquiera olor de fuego tenían.
Que Nabucodonosor caliente su horno tan fuerte como pueda, que unos pocos minutos terminarán el tormento de los que fueron arrojados dentro, pero el fuego del infierno tortura y no mata. Los que adoraron la bestia y su imagen, no tienen descanso, pausa ni momento libre de su dolor, Apocalipsis xiv, 10, 11.
Esta gran promesa se cumplía ahora al pie de la letra, Isaías xliii, 2: Cuando pases por el fuego no te quemarás. Dejando el sacarlos a ese Dios que los preservó en el fuego, caminaban de aquí para allá en medio del fuego, sostenidos y animados por la presencia del Hijo de Dios. Los que sufren por Cristo tienen su presencia en sus sufrimientos aun en el horno ardiendo, y en el valle de sombra de muerte.
Nabucodonosor los reconoce como siervos del Dios Altísimo; un Dios capaz de librarlos de su mano. Nuestro Dios es el único fuego consumidor, Hebreos xii, 29. Si tan sólo pudiéramos mirar en el mundo eterno, veríamos al creyente perseguido a salvo de la maldad de sus enemigos, mientras que éstos están expuestos a la ira de Dios y atormentados en el fuego que nunca se apaga.